Acto reflejo se posiciona como una declamación poética sobre el estatuto de la línea como herramienta de configuración artística. Reúne piezas que despliegan los sitios de sentido que los intersticios, pliegues, dobleces y transparencias que ellas posibilitan. Su desenvolvimiento en el dibujo, en el gofrado, en la acuarela, y aún en la ubicación de objetos en el espacio, habilita la disposición de una geometría que pivotea sobre un doble aspecto entre lo bi y tridimensional.
Así, Valeria Traversa exhibe un conjunto de obras que bosqueja sobre las posibilidades de la geometría en sus diversos matices: el raciocinio, lo abstracto, lo corporal, lo proyectual, el silencio. Retoma nociones y postulados desarrollados en el contexto de las vanguardias históricas europeas, su migración a poéticas modernistas sudamericanas en los años cuarenta, la transmisión sinuosa a los postulados conceptualistas de los sesenta y setenta. Confluye no sólo en apropiaciones, tomas y retomas particulares de las posibilidades que la línea otorga en la construcción plástica geométrica, sino que esta operación se ancla en una tradición sudamericana de la deglución. No es un mero acto reflejo de la apropiación, sino que transita una posición poética y sensible que demarca la acción.
Desde esta posición, utiliza al papel como soporte para el gofrado, el dibujo y la acuarela de nuevos trabajos en donde se vislumbra una nueva aparición de lo corporal, entendido no necesariamente como un objeto que ocupa volumen físico en el espacio, sino en su dimensión proyectual. En este sentido, la capacidad proyectiva de las piezas bidimensionales, atendiendo a las propiedades de escala y tamaño, habilita la dimensión del acto reflejo de una línea en busca de la geometría que ocupa un espacio con características propias y particulares. Lo bidimensional ocupa el espacio sin ser físicamente un volúmen, sino una imagen.
Sebastián Vidal Mackinson, 2018